viernes, 26 de octubre de 2007

Jaime Avilés: "Los gravisimos errores de Felipe Calderón son la lógica consecuencial de su trágica improvisación"



Encontré este artículo de Jaime Avilés donde narra el fraude electoral más escandaloso de todos los tiempos y yo tambien formo parte de esa población mexicana que piensa que AMLO ganó las elecciones.
Jaime Avilés: Pertenezco a una gruesa franja de la población mexicana que piensa sinceramente que AMLO ganó las elecciones, que el gobierno de Fox le robó el triunfo, que las autoridades cometieron un escandaloso fraude electoral, que Televisa, la cadena más poderosa de habla hispana en el mundo, trató de legitimar el fraude e impuso violentamente la idea de que el ganador era Calderón. Todo lo anterior, para millones de mexicanos, constituye un golpe de Estado, incluso un especialista lo definió como "golpe de Estado ex ante", o sea, para evitar que AMLO llegara al poder, y que se diferencia de los golpes de Estado como el Pinochet contra Allende que fue dado para sacar a un gobernante del poder. Un golpe de Estado preventivo, eso fue lo que sucedió en México. En cuanto a las supuestas amenazas contra la estabilidad del país diría que, por principio de cuentas, no hay estabilidad en el país. La violencia del narcotráfico provocó más de 2 mil asesinatos el año pasado; en Oaxaca un gobernador sin respaldo popular ha causado la muerte de 23 personas, que fueron asesinadas por la policía o por pistoleros al servicio del poder, mientras muchas más están o estuvieron en la cárcel donde fueron torturadas y abusadas sexualmente, sobre todo, como siempre, las mujeres. En el estado de México una represión brutal contra campesinos llevó a la cárcel a decenas de personas que también fueron torturadas y abusadas sexualmente. En Tabasco durante las recientes elecciones la policía y el ejército secuestraron y torturaron a los representantes de la oposición. Esto no es estabilidad, esto es ingobernabilidad que se combate, o se auspicia, no con medidas políticas sino con más y más violencia de parte del gobierno usurpador. La propuesta de AMLO, por el contrario, es restaurar la legalidad, refundar las instituciones, aplicar una política económica distinta, buscar una mejor redistribución de la riqueza porque hoy por hoy en México, el 75 por ciento del dinero guardado en los bancos está concentrado en el 2.5 (dos punto cinco) por ciento de todas las cuentas de ahorros del país. Vamos hacia una verdadera catástrofe. La opción de que AMLO fuera presidente era quizá la última oportunidad para evitar el desastre. Ahora el panorama hacia el futuro cercano no puede ser más negativo. Calderón jamás había gobernado a nadie. Hace más de 15 años estuvo al frente de un partido que todavía era pequeño, el PAN. Fue un diputado federal mediocre. En el sexenio de Fox dirigió el banco de obras públicas durante escasos 8 meses (en los que cometió una estafa por 2 mil millones de pesos en beneficio de altos cuadros del PAN: yo lo publiqué y no fui desmentido). Luego fue, también durante 8 meses, secretario de Energía y todo lo que hizo fue gestionar, por órdenes de Fox, contratos ilegales para que empresas extranjeras sacaran petróleo en el Golfo de México, mientras sus cuñados obtenían posiciones estratégicas a la sombra del gobierno. Y luego fue candidato presidencial, y ahora sin experiencia de ninguna índole en el arte de gobernar, pretende conducir un país de más de 100 millones de personas. Los gravísimos errores de sus primeros dos meses son la lógica consecuencia de la trágica improvisación que lo llevó al poder en circunstancias inaceptables. Y mientras el país se cae en pedazos debido a las injusticias, el estancamiento, la carestía, la ingobernabilidad, Calderón se limita a ofrecer mano dura, es decir, más represión para conservar el poder a toda costa, mientras en materia de política exterior pacta con España y Estados Unidos la privatización de Pemex y ante América Latina se comporta, igual que Fox, como matón de Bush. Realmente todo lo que está haciendo es patético y no augura nada bueno. Sindicatos y organizaciones de la sociedad civil, incluidos entre ellos sectores y tendencias dentro del movimiento de AMLO, están comprendiendo la necesidad de impulsar un frente común contra Calderón. Hay sindicatos que quieren a AMLO fuera de ese frente porque su estrategia es negociar con Calderón. Los zapatistas, o más bien dicho Marcos, se han colocado de espaldas a todos estos esfuerzos unitarios. Marcos ha declarado ser enemigo de toda la clase política del país. En los hechos, está fuera de la agenda política de la sociedad y, de alguna manera, traicionando a esa sociedad de la que dependió tantos años cuando pedía que la lucha pacífica hiciera inútiles las armas del EZLN.

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